viernes, 18 de mayo de 2012

VIAJES EXTRA-TERRESTRES EN LAS DIFERENTES TRADICIONES








    Una cuestión que mucho preocupó a la mayoría de los comentaristas de Dante está referida a las fuentes que conviene vincular con su concepción del descenso a los Infiernos; y, aparentemente, es éste uno de los temas que revela en mayor medida la incompetencia de los que estudiaron estas cuestiones dentro de un marco absolutamente "profano". En efecto, existe ahí algo que es imposible comprender sino por un determinado conocimiento de las fases de la iniciación real; y esto es lo que procuraremos explicar.

    Sin duda, si Dante elige a Virgilio por guía de las dos primeras partes de su viaje ello es principalmente por el recuerdo del canto VI de la Eneida, lo cual es una opinión generalmente admitida; pero debemos añadir que esa elección significa además el reconocimiento de un saber iniciático incuestionable en Virgilio ya que no expresa sólo una ficción poética. No sin razón, fue muy difundida durante la Edad Media la práctica de las sortes virgilianas; y, si se intentó hacer un mago de Virgilio, fue por una deformación popular y exotérica de una verdad profunda que sentían mejor quienes no sabían expresarla, los que aproximaban su obra a los Libros sagrados, acaso sólo por un uso adivinatorio de un interés muy relativo.

    Por otro lado, no es difícil comprobar que Virgilio mismo, en lo que hace a nuestra cuestión, tuvo predecesores entre los griegos y cabe recordar el viaje de Ulises al país de los cimerios, así como el descenso de Orfeo a los Infiernos. ¿La concordancia que se observa en todo esto no demuestra más que una serie de aportes y de imitaciones sucesivas? La verdad es que existe una relación más estrecha con los Misterios de la antigüedad, y que esos diversos relatos poéticos o legendarios no son sino traducciones de una misma realidad; la rama de oro que Eneas, conducido por la Sibila, va a coger en el bosque, ese mismo bosque -selva selvaggia- donde Dante sitúa también el principio de su poema, es la rama que llevaban los iniciados de Eleusis, y que aún recuerda la acacia de la Masonería moderna, "prenda de resurrección y de inmortalidad". Más aún: el Cristianismo mismo nos presenta también un simbolismo similar: en la liturgia católica, la Semana Santa se inicia por la fiesta de Ramos (1), la semana en cuyo transcurso se producirá la muerte de Cristo y su descenso a los Infiernos, luego su resurrección muy pronto seguida de su ascensión gloriosa; y precisamente en un lunes santo se inicia el relato de Dante, como para indicar que se perdió en el bosque oscuro buscando la rama misteriosa; allí encontrará a Virgilio. El viaje a través de los mundos se prolonga hasta el domingo de Pascua, es decir hasta el día de la resurrección. Por un lado, muerte y descenso a los Infiernos, por el otro, resurrección y ascenso a los Cielos; son como dos fases inversas y complementarias, siendo la primera la preparación necesaria de la segunda.

 No sería dificultoso hallarla en la descripción de la "Gran Obra" hermética. Y la misma cosa se afirma claramente en todas las doctrinas tradicionales. Así, en el Islam, volvemos a encontrarnos con el episodio del "viaje nocturno" de Mahoma, con su similar descenso a las regiones infernales (isrâ), y la ascensión posterior a los diversos paraísos o esferas celestiales (miraj); algunos relatos de este "viaje nocturno" presentan notables semejanzas con el poema de Dante, a un punto tal que han sido considerados una de las principales fuentes de su inspiración. En un trabajo de Miguel Asín Palacios se demuestra la existencia de múltiples relaciones, de fondo y de forma, entre la Divina Comedia (sin mencionar algunos pasajes de la Vita Nuova y del Convito, y el Kitab el-isrâ (Libro del Viaje Nocturno) y el Fotûhât el-Mekkiyya (Revelaciones de la Meca) de Mohyiddin ibn Arabi, obras escritas unos ochenta años antes de la Comedia. Concluye afirmando Asín Palacios que esas analogías son más numerosas que la totalidad de las establecidas por los comentaristas entre la obra de Dante y todas las demás literaturas (2). He aquí algunos ejemplos: "En una adaptación de la leyenda musulmana, un lobo y un león impiden el paso del peregrino, como la pantera, el león y la loba hacen retroceder a Dante... Virgilio es enviado a Dante y Gabriel a Mahoma por el Cielo; ambos, durante el viaje, satisfacen la curiosidad del peregrino. En las dos leyendas se anuncia el Infierno mediante signos idénticos: tumulto violento y confuso, ráfagas de fuego... La arquitectura del Infierno dantesco está calcada de la que presenta el Infierno musulmán: ambas son un gigantesco embudo formado por una serie de niveles, de grados o de escalones circulares que descienden gradualmente hasta el fondo de la Tierra; cada uno de ellos encierra una categoría de pecadores, cuya culpabilidad y pena se agravan a medida que habitan un círculo más profundo.

    Cada nivel se subdivide a su vez en otros diferentes, relacionados con categorías variadas de pecadores. Por último, ambos Infiernos están situados  en la ciudad de Jerusalén... Con el fin de purificarse a la salida del Infierno y poder así ascender al Paraíso, Dante se somete a una triple ablución. La misma triple ablución purifica las almas en la leyenda musulmana: antes de penetrar en el Cielo, las almas son sumergidas sucesivamente en las aguas de tres ríos que fertilizan el jardín de Abraham... La arquitectura de las esferas celestes a través de las cuales se cumple la ascensión es idéntica en ambas leyendas: en los nueve cielos se ubican, según los méritos respectivos, las almas bienaventuradas que finalmente se congregan en la última esfera... Así como Beatriz desaparece ante san Bernardo para guiar a Dante en las últimas etapas, así Gabriel abandona a Mahoma cerca del trono de Dios hacia el cual es atraído por una guirnalda de luces... La apoteosis final de los dos ascensos es la misma: ambos viajeros, elevados hasta la presencia de Dios, nos describen al Mismo como un hogar de luz intensa, rodeado de nueve círculos concéntricos formados por las apretadas filas de innumerables espíritus angélicos que emiten rayos luminosos; una de las filas circulares más próxima al hogar corresponde a los querubines. Cada círculo rodea al círculo inmediatamente inferior, y todos ellos giran sin tregua alrededor del centro divino... Los niveles infernales, los cielos astronómicos, los círculos de la rosa mística, los coros angélicos que rodean el hogar de la luz divina, los tres círculos que simbolizan la trinidad de las personas, están calcados palabra por palabra por el poeta florentino de la obra de Mohyiddin ibn Arabi" (3).

    Tales coincidencias, hasta en los detalles extremadamente precisos, no pueden ser accidentales, son múltiples las razones que nos conducen a sostener que Dante se inspiró efectivamente, en buena medida, en los relatos de Mohyiddin. El problema que se plantea consiste en saber cómo los conoció. Se piensa entonces en Brunetto Latini como posible intermediario pues éste residió en España. Esta hipótesis nos resulta poco satisfactoria. Mohyiddin nació en Murcia, de allí su sobrenombre de El-Andalusí, pero no transcurrió toda su vida en España muriendo en Damasco. Por otro lado, sus discípulos estuvieron diseminados por todo el mundo musulmán, pero sobre todo en Siria y en Egipto; finalmente, es poco probable que sus obras hayan sido conocidas desde entonces en forma pública, puesto que incluso algunas de ellas nunca lo fueron ni privadamente.

    En efecto, Mohyiddin no fue el "poeta místico" que imagina Asín Palacios. Sucede que este autor ignora lo que es el llamado Es-Shaij al-Akbar en el esoterismo musulmán, vale decir, el más grande de los maestros espirituales, el Maestro por excelencia, de cuya doctrina de esencia puramente metafísica derivan directamente varias de las principales Órdenes iniciáticas del Islam, las de mayor jerarquía y las más cerradas. Ya hemos indicado que tales organizaciones se relacionaron en el siglo XIII, es decir en la época de Mohyiddin, con las Órdenes de Caballería y, según nuestra opinión, ello explica la transmisión comprobada; si no hubiera sido así, si Dante hubiera conocido a Mohyiddin mediante vías "profanas", ¿por qué no citarlo así como lo hace con los filósofos exotéricos del Islam, Avicena y Averroes? (4). Además, es un hecho admitido la existencia de influencias musulmanas en los orígenes del Rosacrucismo y de ella son alusión los supuestos viajes de Christian Rosenkreuz a Oriente. El origen real del Rosacrucismo, ya lo hemos  dicho, fue precisamente el desarrollo de las Órdenes de Caballería y ellas son las que establecieron el verdadero vínculo intelectual entre Oriente y Occidente durante la Edad Media.

    Los críticos occidentales modernos, que caracterizan al "viaje nocturno" de Mahoma como una leyenda de ribetes más o menos poéticos, pretenden que la misma leyenda no es específicamente islámica ni árabe sino que es originaria de Irán; y esta pretensión deriva del relato de un viaje similar que se encuentra en un libro de procedencia mazdea, el Ardá Viraf Nameh (5).  Algunos estudiosos piensan que es preciso remontarse mucho más lejos, hasta la India, en donde efectivamente se hallan tanto en el Brahmanismo como en el Budismo, una multitud de descripciones simbólicas de los diversos estados de la existencia bajo la forma de un conjunto de Cielos y de Infiernos, organizado jerárquicamente. Incluso, algunos llegan a suponer que Dante recibió una influencia directa de la India (6). Según los estudiosos que estiman todo lo precedente como "literatura", esta manera de considerar las cosas complica la comprensión, incluso desde el punto de vista histórico; resulta difícil admitir que Dante haya conocido algo de la India que no sea por intermedio de los árabes. Según nuestro criterio, esas semejanzas no demuestran otra cosa más que la unidad de la doctrina contenida en todas las tradiciones; y nada hay de sorprendente en el hecho de hallar múltiples expresiones de las mismas verdades, aunque sea preciso saber previamente -para no asombrarse- que son verdades y no ficciones de mayor o menor arbitrariedad. Allí donde se observan semejanzas de un orden general, el hecho no implica necesariamente la existencia de una comunicación directa: ese parecido sólo derivaría de una misma expresión de ideas similares, que es el caso correspondiente de Mohyiddin y Dante. Es indudable y cierto que en Dante hallamos un acuerdo perfecto con las teorías hindúes de los mundos y de los ciclos cósmicos, aunque sin estar revestidas de la forma característica de la formulación hindú. Este acuerdo existe sin duda en todos aquellos que tienen conciencia de las mismas verdades, sea cual fuere la manera mediante la cual adquirieron el conocimiento.
       

NOTAS:

   (1). El nombre latino de esta fiesta es Dominica in Palmis; la palma y el ramo no son evidentemente más que una sola y misma cosa, y la palma considerada como emblema de los mártires posee igualmente la significación que aquí indicamos. Insistimos en señalar también la denominación de "Pascua florida", que expresa de una manera muy definida, aunque inconsciente en los que la emplean hoy en día, la relación del simbolismo de esa fiesta con la resurrección.

  (2). Miguel Asín Palacios, La Escatología musulmana en la Divina Comedia, Madrid. 1919. Cfr. Blochet, Les sources orientales de la Divine Comédie, Paris, 1901.

  (3). A. Cabaton, "La Divine Comédie et l'Islam", en la "Revue de l'Histoire des Religions", 1920; este articulo con tiene un resumen del trabajo de Asín Palacios.

  (4). Inferno, IV, 143-144.

  (5). Blochet, "Etudes sur l'histoire religieuse de l'Islam", en la "Revue de l'Histoire des Religions", 1899.

  (6). Angelo de Gubernatis, "Dante et l'India", en el Giornale della Società Asiatica italiana, vol. III, 1889. pág. 3-19; "Le type indien de Lucifer chez Dante", en las Actes du X Congres des Orientalistes. Cabaton, en el articulo citado anteriormente, señala que "Ozanam ya había entrevisto una doble influencia islámica e india en la obra de Dante (Essai sur la philosophie de Dante, págs. 198 y sigts.); aunque es preciso aclarar que la obra de Ozanam, a pesar de la fama que la acompaña, nos parece endeble y superficial.

Fuente: El esoterismo de Dante